La poinsettia, flor de pascua o de nochebuena, es una de las plantas más representativas de esta época del año. Relacionada desde siglos con la Navidad, su origen se sitúa en México, desde donde se expandió la tradición de su uso decorativo navideño.
En el siglo XVI un fraile franciscano de Taxco de Alarcón, en México, empezó a decorar su iglesia con estas plantas debido a su colorido rojo y verde. Pero quién terminó de darla a conocer en el siglo XIX fue, Joel Roberts Poinsett, el embajador de los Estados Unidos en México, quien se llevó varios esquejes a su país, dándola a conocer en tierras noretamericanas y de ahí al resto del mundo.
Su peculiaridad es sin duda el color rojo, pero no el de sus flores, que son amarillas, sino el de las hojas pigmentadas, las cuales eran usadas por los aztecas para conseguir tintes para teñir.
Es en las semanas previas a la Navidad, cuando la poinsettia florece y es por tanto cuando se comercializa masivamente. En algunos países, como Guatemala, se trata de una flor que crece de forma silvestre y en más de 80 variedades de colores y tamaños.
Para su correcta conservación requiere mucha iluminación, temperatura media (20 grados apróx.), humedad ambiental, y poco riego.
Aunque cada vez es más común la variedad de colores en las poinsettias, el color rojizo característico de la navidad es el que la diferencia del resto, y la convierte en un atrayente al cliente en las floristerías.
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